October 29th, 2012. We are witnessing a massive shark birth in Jardines de la Reina, we have seen more than 10 newborns coming out from the deep near the drop off, the newborns presumably “Silkies” and “Caribbeans” are seen swimming rapidly coming up from the bottom and going away from the divers, the small sharks see the light for the first time and are already hunting in the reef. We officially welcome them to the marine park and hope to see them around very soon and for many years to come!!
lunes, 12 de noviembre de 2012
JARDINES DE LA REINA - MULTIPLE SHARK BIRTH
martes, 27 de diciembre de 2011
Jardines de La Reina - Bailando con tiburones (tercera parte)
Hace solo dos semanas que regresé de Cuba y no dejo de pensar en esta inolvidable experiencia dominado por una serie de emociones y sensaciones (como de diría mi buen amigo Angel del Foro Sensaciones) que indudablemente me han impactado de lleno.
Estas crónicas “Bailando con tiburones” son hasta cierto punto como una válvula de escape, porque al relataros mis inmersiones las vuelvo a vivir, y si además contemplo las magnificas fotografías con que mi buen amigo y “guarda espaldas” Noel me obsequió, el recuerdo va acompañado con unas imágenes que me ayudan a revivir las mejores inmersiones de mi vida.
Amigos de la Web; ¿Preparados para la inmersión?... ¡ Allá vamos!
La primera inmersión del día, (hacíamos tres cada día) fue, como no, con los dueños absolutos del entorno; los tiburones. Pero en esta ocasión la experiencia fue altamente emocionante, especialmente para mí, y os explico el porqué. Fue una inmersión, como suelo decir de “alto voltaje”, aunque al recordar las incidencias de la misma debo corregir y afirmar de “ muy alto voltaje” o en inglés, para hacerlo mas inquietante, “a very high voltage dive”.
Como siempre que se trataba de atraer a los tiburones, Gualberto buceó rápido hacia el fondo, situado más o menos a 30 metros de profundidad, y escondió debajo de unos corales una bolsa conteniendo abundante y sanguinolenta carnada, que con sus apetitosos efluvios atraería sin lugar a dudas a todos los escualos del entorno. Como mínimo veinte o treinta ejemplares entre dos metros y medio a tres metros de largo. ¡Toda una multitud!
A continuación el grupo al completo, Ingrid, Jordi, Noel, Gualberto y yo nos situamos cerca del “meeting point”, es decir de la carnada, para observar en primera linea, los nerviosos e inquietos movimientos de los tiburones para conseguir localizar el cebo que sabían cerca pero sin poder, de momento, precisar donde.
Ocupé una posición que me pareció un excelente lugar de observación, y comprobé como Noel me confirmaba con gestos que era un buen lugar… y ¡Comenzó el espectáculo!
Los tiburones que , por lo visto habían ya situado mas o menos la localización de la carnada empezaron a describir el circulo ritual para situar el punto exacto… y los tiburones empezaron a dirigirse hacia mi puesto de observación pasando a muy poca distancia de mi.. a medio metro como máximo, es decir a ¡50 centímetros!
Empecé a preocuparme cuando detecté que algún tiburón me pasaba rozando mi blanca cabellera, al mismo tiempo que algún otro me rozaba con su hocico mis bien torneadas piernas. Me pareció demasiado ¡joder!... Me venían de todas partes con decisión y claro nerviosismo y una preferencia total a mi persona.
Llegué a pensar que se debía a mi “sex appeal” personal, o quizá a un cierto homenaje a la tercera edad, pero lo cierto es que su persistencia era francamente preocupante, y como ya dije en una crónica anterior, acongojante, (léase, acojonante).
Mis dudas se disiparon cuando vi que Noel se dirigía nadando a buen ritmo hacia mi , señalando con su dedo índice el coral que yo había escogido como puesto de observación, añadiendo otro gesto que, sin lugar a dudas, quería decir ¡comida! para seguidamente agarrándome del brazo me apartaba de mi puesto de observación preferente… Total que, sin apercibirme de ello, yo me había situado “precisamente “ en el mismísimo lugar donde Gualberto había escondido la comida, convirtiéndome por consiguiente en el individuo que les provocaba a los tiburones los irresistibles estímulos olfativos. Es decir que lo del “sex appeal” nada de nada, y si un despiste total.
Pero la aventura no termina aquí. Cuando nos retiramos del lugar de la acción, un par de tiburones atraídos por los efluvios que aun persistían impregnando mis aletas de natación de color amarillo, intentaron morderlas, y Noel tubo que intervenir. a puñetazo limpio, para evitar que lo consiguieran.
Ingrid, que fue testigo presencial del intento me comentó “Eduardo fue emocionante, Noel tubo que defenderte a puñetazos”
Yo no me enteré hasta salir del agua donde por cierto estaban esperando todos los participantes en la emocionante inmersión. Eché de menos un buen desodorante.
lunes, 24 de octubre de 2011
Jardines de La Reina - Bailando con tiburones (segunda parte)
Aunque habíamos dejado atrás la concentración de tiburones siempre teníamos siguiendo nuestros pasos, tres o cuatro escualos de la especie caribes o “cabeza dura” que nos escoltaban con una persistencia encomiable obsequiándonos con ceremoniosas pasadas para mantener la emoción, cosa que sin duda conseguían.
Mi compañero Noel, provisto con una magnifica cámara fotográfica va sacando planos y mas planos de mis evoluciones, lo cual no puedo negar que me encanta, porqué se que su intención es obsequiarme, en nombre de AVALON, con las fotografías obtenidas como un imborrable recuerdo de mi estancia en Los Jardines de la Reina, y así,cuando sea mayor, poder deleitarme con el recuerdo, mirando las fotografías en mi álbum personal.
Comentarios sobre la fotografías:
1º- En un claro acto de coquetería personal me decidí a no ponerme el casco de neoprene. De esta forma con mi “hermosa cabellera de pelo blanco” podrán reconocerme mis hijas, nietos y amigos. También cuando, ya entrado en años, me retire de la inmersión y repase mi álbum de fotografías podré decir: ¡ coño pero si este soy yo!
2º- Según Noel, el pelo blanco parecía atraer a los tiburones, y esto, al parecer, provocó algunas pasadas rasantes, y posiblemente algún comentario entre los tiburones. “ ¡Que hace un viejo como este entre nosotros!” Les perdono lo de “viejo”
3º- Cuando visioné las fotos quedé sorprendido porque cuando posaba satisfecho para Noel yo ni siquiera me daba cuenta de que algunos tiburoncetes mas coquetos que yo se situaban a mi espalda. Era evidente que querían “salir en la foto”
El recorrido del arrecife hasta llegar de nuevo a la boya de buceo para iniciar el periodo de descompresión, fue un paseo increíble por una zona que puede considerarse como uno de los fondos mas hermosos y bien conservados del Caribe por la abundancia de su fauna y por el tamaño de determinadas especies, especialmente los diversos tipos de meros tropicales que iban siguiendo con enorme curiosidad nuestros pasos.
Cuando Colón descubrió este archipiélago de 250 islotes y comentó que constituían un jardín digno de la Reina, ignoraba que el jardín que se extendía mas allá de la superficie del mar era no solo digno de la reina sino de toda la corte en pleno. Si Cristóbal Colón hubiera dispuesto de un OPEN WATER PADI a buen seguro se habría vuelto loco ante tanta maravilla.
Bien; terminada la descompresión, nos planteamos, como en su día se preguntó Hamlet, “to be or not to be , that´s the question” que podemos traducir en términos subacuáticos en vista de los mas de veinte tiburones que esperaban alrededor de la lancha, “salimos o no salimos esta es la cuestión”.
Pero por fin, después de consultar con nuestros guías que nos tranquilizaban pidiéndonos calma con expresivos gestos , decidimos iniciar nuestro camino de regreso hacia la superficie para subir a bordo de la lancha evidentemente algo acongojados…( o sería mejor decir “acojonados” ) y he aquí, que, con educación y buenos modos nos metemos entre los veinte o treinta escualos (¡cada vez parece que hay mas!) que montan guardia especialmente alrededor de la escalera, y rogando educadamente decimos… ¿por favor nos dejan pasar?..por favor dejen paso,…déjenos salir primero, please hermano…y así, uno a uno, para no morir en el tumulto, fuimos saliendo del agua ordenadamente. En un momento determinado Ingrid se quejo de que “algo” le había rozado el culo… (nunca sabremos a ciencia cierta si fue un tiburón).
Ya por fin todos a bordo, empezó el otro “show”. Siguiendo la costumbre y como agradecimiento a que nos dejaran salir del agua sanos y salvos, se procedió a otra sesión de “feeding” dando a los tiburones que continuaban alrededor de la lancha, grandes trozos de pescado atados a una cuerda.
Ahora el espectáculo es francamente escalofriante al comprobar como los tiburones se lanzan como exhalaciones a una competición de fuerzas para conseguir capturar el cebo y esta competición da lugar a una lucha sin cuartel entre ellos que hace que el mar hierva en un autentico frenesí de coletazos y mordiscos con unas bocas llenas de dientes que dan pavor…
Pero nosotros felices ya bordo pensamos que, por suerte, y como ha quedado demostrado en nuestra emocionante inmersión, estos pavorosas mandíbulas y afilados dientes los usarán solo para sonreír amablemente a los turistas españoles que les visitan.
¡Así sea!
PD: Os dejo además este vídeo en el que aparece Noel (Dive Master de Los Jardines de La Reina y mi inseparable compañero)
miércoles, 5 de octubre de 2011
Jardines de La Reina - Bailando con tiburones (primera parte)
Amigos míos ¡No me lo puedo creer!
A los ochenta y seis años, ( ..y medio) y después de sesenta y dos años de inmersiones por este mundo (1948- 2010), acabo de realizar las mejores y mas emocionantes inmersiones de mi vida en un lugar privilegiado considerado el mejor centro de buceo del mar Caribe en Cuba.
¡Se trata de “Los jardines de la Reina”! Allá, por el año 1500… (Yo no estaba presente… soy, veterano que no viejo,.. ¡Pero no tanto!), Cristóbal Colon en su segundo viaje al Nuevo Mundo descubrió un archipiélago a unas sesenta millas mar adentro al sur de Cuba, formado por unos 250 islotes de manglares dando origen a un complejo y maravilloso laberinto de matorrales, dunas de arena y, sobre todo, como ya he dicho, de manglares, estos valientes arbustos que con sus raíces aéreas se fijan en el substrato marino defendiendo su recien conquistado territorio a “trancas y barrancas”, es decir contra los temporales, tormentas y mareas tropicales dando lugar, en el curso de centenares o millares de años a este magnifico Parque Nacional de “Los Jardines de la Reina”, porqué esto es precisamente lo que comentó Cristóbal Colon cuando lo descubrió: Este paraje es un jardín digno de la reina, refiriéndose concretamente a la Reina Isabel la Católica.
¿Y que hace un veterano submarinista como yo en un paraíso como este? Os lo cuento con “pelos y señales” porqué lo cortes no quita lo valiente. Estoy aquí como invitado especial de AVALON, organización que controla el Centro de Buceo del Parque Nacional de “Los Jardines de la Reina”, y de su representante en España el conocidísimo fotógrafo submarino Carlos Suárez de Canarias, para dar a conocer este sin par enclave y disfrutar de sus magnificas instalaciones para la practica de nuestra apasionante afición: La inmersión submarina; y por si esto fuera poco emocionante, formando equipo con la plana mayor de la revista BUCEADORES, con su valiente y encantadora directora-general Ingrid Riera y su fuera de serie director de arte Jordi Chias especialista en fotografía digital, experto en la materia. Perdonadme amigos, pero después de esta breve introducción no puedo esperar más… ¡Me voy al agua!
1ª Inmersión, en “los Jardines de la Reina” : Son las cinco de la tarde poco después de nuestra llegada del día 21 de Mayo del 2010 ( ¡Fecha importante para mi!). Punto de buceo llamado “La cueva del Pulpo”; el pulpo en cuestión había salido pero… ¡GUAU!.... Desde la superficie y sobre un fondo de unos veinte metros, mas o menos divisé, en cuanto puse la cabeza bajo el agua, un grupo de unos diez o doce tiburones de los llamados “cabeza dura”, que son en realidad los típicos tiburones de arrecife o tiburones grises, de unos 2´5 a 3 metros de longitud, paseándose tranquilamente por un fondo tapizado de hermosos corales.
Con un agua de una transparencia increíble la visión era emocionante en grado sumo. ¡Menudo comienzo! El grupo formado por Ingrid, Jordi, Eduardo, Noel (Guia y “dive master” del centro) y Gualberto, (Guía e instructor tres estrellas de la CMAS). Nota importante: Noel tenía el especial encargo de cuidarse del “abuelo” (c´est moi), y para mi resultó ser el guarda espaldas ideal..!Mejor que Kevin Costner!
Gualberto bajó rápido y escondió entre los corales del fondo una bolsa llena de comida, es decir de peces troceados, para crear un estimulo olfativo que atrajera a los tiburones de los alrededores ..(¡Como si hiciera falta!)…. Al cabo de pocos minutos la docena de tiburones se habían convertido en mas de veinte, que con rapidez y elegantes pasadas rastreaban la zona en busca del cebo escondido y a la vez nos hacían pasadas rasantes a los visitantes, a menos de un metro de distancia e incluso en alguna ocasión, nos rozaban suavemente, en su afán de detectar si éramos o no comestibles. Menos mal que el neoprene no les atrae especialmente, aunque sea Cressi.
Aunque tengo cierta experiencia con avistamiento de tiburones, en la isla de Mafia en el Indico, en el mar Rojo, en las Seychelles e incluso en las islas Canarias….joder!.. Perdón, quiero decir,.. ostia!.... tampoco es de recibo, vamos a dejarlo en ¡Caramba! Que es una expresión “light” pero sirve. Decía que, “aunque tengo cierta experiencia con tiburones”…nunca había experimentado la emoción de encontrarme en una “melée” con tantos y tan estimulante proximidad. Debo de aclarar que, sin embargo, nunca experimente temor o sensación de peligro. Evidentemente la experiencia de los guías que nos acompañaban era una garantía de conocimiento de las reacciones de estos “animalitos”.
Ver la estilizada simetría del cuerpo de los escualos dirigiéndose a buen ritmo directamente hacía mi, mirándome fijamente con sus inquisitivos ojos desprovistos de parpados, despertaba en mi un cierto respeto y admiración por la perfección de su anatomía y sus elegantes movimientos.
Sin embargo la recomendación de Noel de mantener los brazos inmóviles pegados al pecho sin hacer movimientos ni gesticular con las manos ante su extrema proximidad, era un toque de atención para no bajar la guardia.
En una próxima crónica continuaré contando mis experiencias, porqué a la salida del agua después de la consecuente descompresión, los veinte y tantos tiburones estaban montando guardia alrededor y debajo de nuestra lancha de seis metros de eslora. Era evidente que para salir deberíamos contar con su permiso. ¡Hasta pronto amigos!
Fuente: El mundo submarino de Eduard Admetlla.
martes, 18 de enero de 2011
THE MAN WHO STROKES SHARKS
THE MAN WHO STROKES SHARKS
(14-01-11) Stroking a shark can be thought something crazy. But Noel López, dive master in Los Jardines de la Reina, expert and defender of these animals, thinks differently.
Most of the times we are used to refer to the marine environment only talking about the inhabitants, fish, and we talk about human presence just to criticize as a killer phenomenon. But it is not always like that. Sometimes man is perfectly adapted and respectful to the marine ecosystem. An example of this is Noel López, dive master in Los Jardines de la Reina, a real institution of diving on the island.
BIOGRAPHICAL NOTES
Noel López would be, undoubtedly, a media celebrity if he had been born in an Anglo-Saxon environment instead of in Cuba. But things are different here, despite the fact he has everything to be a star in the world of underwater documentary.
Our protagonist was born in Camagüey in the West- central area of the island. Thanks to his father he started in the world of angling and later on with spearfishing. In 1987, when he finished his studies, he bought his first diving equipment, the classical bitraque a Mistral by Spiro. With friends, he starts to dive as self-taught, reading with passion any book he got about dive theory.
Very early he begins to collaborate with the SEC (Sociedad espeleológica de Cuba), the oldest scientific institution in Cuba, and in 1989 he begins his career in the diving world. One year later he gets the title instructor CMAS*, title that would become ***. Some years later, he begins to work in a new project, which will be his consecration in the diving world. We are talking about Los Jardines de la Reina, where he is since he began. There he discovers a new passion, one that he will never leave: his love to sharks.
SHARK’S PARADISE
Los Jardines de la Reina offer ideal conditions for marine biodiversity, and for the last chain link: sharks. There is a very rich ecosystem, very well kept, where human presence has never been too much. It is calculated that there are more than 200 species of fish in these waters, what provide a wide diet to sharks.
On the other hand, the physical structure of the place itself, with many islands and cays, as well as a huge reef slope, very deep in some places, allow the presence of very different habitats that allow the existence of several species. The great abundance of mangroves and shallow waters is other important characteristic, very important to calves, which find shelter and protection under the roots of these forests.
The different oceanographic conditions, with the presence of currents with much plankton or the annual tuna’s journey collaborate to keep this diversity, to which the human being has help recover, for once. They are six the more frequent species and, except for the whale shark, it is easy to see them all in one single place; but maybe the most surprising thing is that only a small area of the entire reserve has been explored (1,400 km2), but it is for sure that there are big surprises to be discovered.
HISTORY OF AN APPROACH
When dive operations were started in Los Jardines de la Reina by Avalon, sharks were less than now. It would take some years for protective measures to work and they had to try to fix sharks as an attraction for the incipient underwater tourism. To do so they began to feed sharks, slowly. The protagonists were the most frequent species, like silky sharks and Caribbean reef sharks, but they also tried the giant hammerhead sharks.
Little by little the animals began to rely and approach to the diver. A basic principle was not to feed them from the hand to prevent that accidents happened, and, especially, that the animal could associate hand with food. This way they contacted sharks. Noel and his colleagues began to stroke the small silk sharks, and from that contact they reached the “paralysation”, which is one of the main hallmarks of diving in Los Jardines.
Noel and his colleagues discovered that sharks stayed paralyzed when they were put upside down and a little twist was made in their tails. Slowly, the technique was perfecting and today it is a great incentive of this diving. The animal does not suffer at all, there is no violent reaction and that allows an approach impossible in other circumstances.
LOVE TO SHARKS
Our protagonist, with these precedents, is a true sharks’ lover, it could not be otherwise. To him, sharks are special animals that, despite its closeness and trust, he never loses respect.
It is a pleasure not only diving with Noel, but also talking to him in the deck of the nice floating hotel La Tortuga, base operations in Los Jardines de la Reina. More than 6000 dives offer many anecdotes, and he tells us with a pleasant and lilting Caribbean rhythm. Besides being a great diver he is a remarkable storyteller for sure.
It is a spectacular image Noel jumping into the water the first one, being literally surrounded by sharks. More than 20 silky sharks mill around the ship and our friends jumps there without any qualms. He appears surrounded by then with no problem. There is no feeding here, there is no feeding frenzy, only a “different shark” in the water. When Noel “hypnotizes” the sharks he is always very careful not to hurt them. He strokes them with care, as if they were docile kittens and not the wild animals they are.
UNDERWATER STROKES
Underwater their behaviour is similar, we could say that it is even more shocking, since besides silky sharks we have the great Caribbean sharks. In this case Noel introduces some fish in the cracks of the reek so that the smell attracts the animal, but he never feeds them. He moves with elegance underwater. His large body becomes graceful underwater; he looks like an inhabitant of the depths.
His faithful friends the silky sharks are waiting for him to begin that real ritual. Our main actor grabs them firmly but gently by the dorsal fin and then, turning them upside down, the sharks are paralyzed. When he lets them go, they come back to activity after a few seconds, after Noel strokes them once in their “belly” as a sign of appreciation and respect for their collaboration.
As evidence that this practice is harmless is that there were only 3 or 4 silky sharks at the beginning. Today, there are more than twenty, and the most important thing is that they do not need the human being to feed. They are given little fish, only bones and heads, and, when tuna comes, most of them leave the area to pray on those fish.
Text and pictures: Juan Carlos García and Miguel Ángel Cerezo
EL HOMBRE QUE ACARICIA A LOS TIBURONES
EL HOMBRE QUE ACARICIA A LOS TIBURONES
(14-01-11) Acariciar a un tiburón puede parecer una locura. No piensa eso Noel López, dive master de Los Jardines de la Reina, profundo conocedor y defensor de estos animales.
En la mayoría de las ocasiones estamos acostumbrados a referirnos al medio marino, exclusivamente hablando de sus moradores, los peces y cuando hablamos de la presencia humana es sólo para criticarla como fenómeno aniquilador. Pero no siempre es así. Hay casos en lo que el hombre es uno más del ecosistema marino, perfectamente adaptado y respetuoso con él. Este es el caso de Noel López, Dive Master en Los Jardines de la Reina y una verdadera institución del buceo de la isla.
NOTAS BIOGRÁFICAS
Noel López, sería, sin duda, una celebridad mediática si en lugar de haber nacido en la maravillosa isla de Cuba, lo hubiera hecho en el entorno anglosajón. Pero las cosas son aquí diferentes, pese a quemotivos tiene de sobra para ser una “estrella” del mundo del documental submarino.
Nuestro protagonista nace en Camagüey en la parte centro oeste de la isla. Gracias a su padre se inicia en el mundo de la pesca con caña y posteriormente empieza con la pesca submarina. Su pasión por el mundo submarino va en aumento. En el año 1987 al acabar sus estudios puede adquirir su primer equipo de buceo, todo un clásico como es el bitráqua Mistral de Spiro. Junto a otros amigos empieza sus inmersiones de manera totalmente autodidacta, devorando con pasión, cualquier texto que caía en sus manos sobre teoría del buceo.
Muy pronto comienza su colaboración con el SEC (Sociedad espeleológica de Cuba) la institución científica más antigua de Cuba y en el año 1989 comienza su actividad profesional en el mundo del buceo, para un año más tarde obtener su título de instructor CMAS *, que posteriormente acabaría en ***. Algunos años después comienza a trabajar en un nuevo proyecto, que supondrá su consagración en el mundo del buceo, nos estamos refiriendo, claro está a Los Jardines de la Reina, donde lleva desde sus comienzos hasta el día de hoy. Allí descubrirá una nueva pasión que ya nunca le abandonará: el amor a los tiburones.
EL PARAÍSO DE LOS TIBURONES
Los Jardines de la Reina ofrecen unas condiciones idóneas para la biodiversidad marina, y para el último eslabón de la cadena: los tiburones. Nos encontramos en un ecosistema muy rico y bastante bien conservado, donde la presencia humana nunca ha sido excesiva. Se calculan en más de 200 las especies de peces presentes en estas aguas, lo que proporcionan una dieta amplia a los escualos.
Por otro lado la propia estructura física del lugar, con multitud de islas y cayos, así como un gran talud de arrecifes con grandes profundidades, permiten la presencia de hábitats muy diferenciados, que posibilitan la existencia de distintas especies. La gran abundancia de manglares y aguas someras es otra característica a considerar, siendo particularmente importante para las crías, que encuentran cobijo y protección bajo las raíces de estos bosques.
Las distintas condiciones oceanográficas, con presencia de corrientes cargadas de plancton o los pasos anuales de túnidos, colaboran a mantener esta diversidad, a la que el hombre, por una vez, ha ayudado a recuperarse. Son seis las especies más frecuentes, y salvo el estacional tiburón ballena, es fácil verlas todas en una estancia; pero quizás lo más sorprendente es que apenas se ha explorado con fines de buceo una parte de toda el área de reserva (1.400 km 2), por lo que seguro que quedan aún por descubrir grandes sorpresas.
HISTORIA DE UN ACERCAMIENTO
Cuando se inician las operaciones de buceo en Los Jardines de la Reina de la mano de Avalon, los tiburones, aunque presentes, eran más escasos que en la actualidad. Las medidas de protección tardarían años en dar sus frutos y había que intentar fijar a los escualos como innegable polo de atracción para el incipiente turismo subacuático. Por ello se inicio un principio de feeding, poco a poco. Los protagonistas eran las especies más frecuentes, como son los tiburones sedosos y los caribeños, pero incluso se intentó con los gigantescos tiburones martillo.
Poco a poco los animales fueron confiándose y acercándose más al buceador. Un principio básico fue no darles de comer nunca con la mano, para evitar accidentes y, sobre todo, que el animal pudiera asociar la mano con la comida. De este modo se fue entrando en contacto cada vez más con los escualos. Noel y sus compañeros comenzaron a acariciar a los pequeños sedosos y fruto de ese contacto se llegó a la “paralización“ que es una de las principales señas de identidad del buceo en Los Jardines.
Noel y sus compañeros vieron que los tiburones quedaban paralizados si se les ponía boca arriba y se les practicaba una pequeña torsión en la cola. Poco a poco la técnica se fue perfeccionando y hoy día es un gran aliciente de este buceo. El animal no sufre lo más mínimo, no hay ninguna reacción violenta y ello permite un acercamiento imposible en otras circunstancias.
AMOR A LOS TIBURONES
Nuestro protagonista, con estos antecedentes, es un verdadero enamorado de los tiburones, como no podía ser de otro modo. Para él es un animal especial al que, pese a su cercanía y confianza, nunca pierde el respeto.
Es un placer no solo bucear con Noel, sino poder hablar tranquilamente con él en la cubierta del entrañable hotel flotante La Tortuga, base de operaciones del buceo en Los Jardines de la Reina. Sus más de 6.000 inmersiones, dan para multitud de anécdotas, contadas con un agradable y cadencioso ritmo caribeño. Además de un gran buzo es, sin duda, un notable narrador.
Es una imagen impactante ver cómo Noel se lanza el primero de la embarcación, estando literalmente rodeado de escualos. Más de 20 silkysse arremolinan junto al barco y nuestro amigo se lanza al agua sin ningún reparo. Emerge, rodeado de ellos sin ningún problema. Aquí no hay feeding, no hay frenesí alimentario, solo hay un “tiburón diferente” en el agua. Cuando Noel “hipnotiza” a los tiburones, siempre tiene un gran cuidado para no hacerles el menor daño. Los acaricia con cariño, más bien parecerían dóciles gatitos que las fieras salvajes que muchas veces nos hacen creer.
CARICIAS SUBMARINAS
Bajo el agua el comportamiento es similar, diríamos que aún más impactante, ya que además de los silkys encontramos a los grandes caribeños. En este caso Noel introduce algún pescado en las hendiduras del arrecife para que el olor atraiga a los animales; pero nunca dándoles de comer. Él se mueve con elegancia bajo el agua. Su gran corpachón se torna grácil bajo el agua, parece un habitante más de las profundidades.
En la subida al barco le están esperando sus fieles amigos los tiburones sedosos para iniciar ese verdadero ritual. Nuestro actor principal los agarra con firmeza, pero a la vez con suavidad, por la dorsal y luego rápidamente con un volteo el tiburón queda paralizado. Al soltarlo, unos segundos y vuelve a la actividad, no sin que antes Noel le haya hecho una pequeña caricia en “la panza” como señal de agradecimiento y respeto por su colaboración.
Fruto de lo inocuo de esta práctica es que al principio de las operaciones de buceo no se contaban más de 3 ó 4 tiburones sedosos. A día de hoy superan ampliamente la veintena y lo más importante: no presentan una dependencia trófica del hombre. Es poco el pescado que se les da, tan solo raspas y cabeza y en épocas de paso de los túnidos abandonan la zona, mayoritariamente, para depredar salvajemente sobre estos peces.
Texto y fotos: Juan Carlos García y Miguel Ángel Cerezo