Viaje a Los Jardines de la Reina (Cuba) - Mayo 2010
Amigos míos ¡No me lo puedo creer!
A los ochenta y seis años, ( ..y medio) y después de sesenta y dos años de inmersiones por este mundo (1948- 2010), acabo de realizar las mejores y mas emocionantes inmersiones de mi vida en un lugar privilegiado considerado el mejor centro de buceo del mar Caribe en Cuba.
¡Se trata de “Los jardines de la Reina”! Allá, por el año 1500… (Yo no estaba presente… soy, veterano que no viejo,.. ¡Pero no tanto!), Cristóbal Colon en su segundo viaje al Nuevo Mundo descubrió un archipiélago a unas sesenta millas mar adentro al sur de Cuba, formado por unos 250 islotes de manglares dando origen a un complejo y maravilloso laberinto de matorrales, dunas de arena y, sobre todo, como ya he dicho, de manglares, estos valientes arbustos que con sus raíces aéreas se fijan en el substrato marino defendiendo su recien conquistado territorio a “trancas y barrancas”, es decir contra los temporales, tormentas y mareas tropicales dando lugar, en el curso de centenares o millares de años a este magnifico Parque Nacional de “Los Jardines de la Reina”, porqué esto es precisamente lo que comentó Cristóbal Colon cuando lo descubrió: Este paraje es un jardín digno de la reina, refiriéndose concretamente a la Reina Isabel la Católica.
¿Y que hace un veterano submarinista como yo en un paraíso como este? Os lo cuento con “pelos y señales” porqué lo cortes no quita lo valiente. Estoy aquí como invitado especial de AVALON, organización que controla el Centro de Buceo del Parque Nacional de “Los Jardines de la Reina”, y de su representante en España el conocidísimo fotógrafo submarino Carlos Suárez de Canarias, para dar a conocer este sin par enclave y disfrutar de sus magnificas instalaciones para la practica de nuestra apasionante afición: La inmersión submarina; y por si esto fuera poco emocionante, formando equipo con la plana mayor de la revista BUCEADORES, con su valiente y encantadora directora-general Ingrid Riera y su fuera de serie director de arte Jordi Chias especialista en fotografía digital, experto en la materia. Perdonadme amigos, pero después de esta breve introducción no puedo esperar más… ¡Me voy al agua!
1ª Inmersión, en “los Jardines de la Reina” : Son las cinco de la tarde poco después de nuestra llegada del día 21 de Mayo del 2010 ( ¡Fecha importante para mi!). Punto de buceo llamado “La cueva del Pulpo”; el pulpo en cuestión había salido pero… ¡GUAU!.... Desde la superficie y sobre un fondo de unos veinte metros, mas o menos divisé, en cuanto puse la cabeza bajo el agua, un grupo de unos diez o doce tiburones de los llamados “cabeza dura”, que son en realidad los típicos tiburones de arrecife o tiburones grises, de unos 2´5 a 3 metros de longitud, paseándose tranquilamente por un fondo tapizado de hermosos corales.
Con un agua de una transparencia increíble la visión era emocionante en grado sumo. ¡Menudo comienzo! El grupo formado por Ingrid, Jordi, Eduardo, Noel (Guia y “dive master” del centro) y Gualberto, (Guía e instructor tres estrellas de la CMAS). Nota importante: Noel tenía el especial encargo de cuidarse del “abuelo” (c´est moi), y para mi resultó ser el guarda espaldas ideal..!Mejor que Kevin Costner!
Gualberto bajó rápido y escondió entre los corales del fondo una bolsa llena de comida, es decir de peces troceados, para crear un estimulo olfativo que atrajera a los tiburones de los alrededores ..(¡Como si hiciera falta!)…. Al cabo de pocos minutos la docena de tiburones se habían convertido en mas de veinte, que con rapidez y elegantes pasadas rastreaban la zona en busca del cebo escondido y a la vez nos hacían pasadas rasantes a los visitantes, a menos de un metro de distancia e incluso en alguna ocasión, nos rozaban suavemente, en su afán de detectar si éramos o no comestibles. Menos mal que el neoprene no les atrae especialmente, aunque sea Cressi.
Aunque tengo cierta experiencia con avistamiento de tiburones, en la isla de Mafia en el Indico, en el mar Rojo, en las Seychelles e incluso en las islas Canarias….joder!.. Perdón, quiero decir,.. ostia!.... tampoco es de recibo, vamos a dejarlo en ¡Caramba! Que es una expresión “light” pero sirve. Decía que, “aunque tengo cierta experiencia con tiburones”…nunca había experimentado la emoción de encontrarme en una “melée” con tantos y tan estimulante proximidad. Debo de aclarar que, sin embargo, nunca experimente temor o sensación de peligro. Evidentemente la experiencia de los guías que nos acompañaban era una garantía de conocimiento de las reacciones de estos “animalitos”.
Ver la estilizada simetría del cuerpo de los escualos dirigiéndose a buen ritmo directamente hacía mi, mirándome fijamente con sus inquisitivos ojos desprovistos de parpados, despertaba en mi un cierto respeto y admiración por la perfección de su anatomía y sus elegantes movimientos.
Sin embargo la recomendación de Noel de mantener los brazos inmóviles pegados al pecho sin hacer movimientos ni gesticular con las manos ante su extrema proximidad, era un toque de atención para no bajar la guardia.
En una próxima crónica continuaré contando mis experiencias, porqué a la salida del agua después de la consecuente descompresión, los veinte y tantos tiburones estaban montando guardia alrededor y debajo de nuestra lancha de seis metros de eslora. Era evidente que para salir deberíamos contar con su permiso. ¡Hasta pronto amigos!
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